La lucha por la supervivencia [La caza del Mamut]
A lo lejos se veía un hombre corriendo, solo
podía significar una cosa, ya venían. Desde la anterior migración no les habían
vuelto a ver y cada año que pasaba quedaban menos.
El hombre llegó y pidió presentarse frente al
jefe de la tribu, rápidamente lo llevaron ante él:
-Ya vienen
-¿Cuántos son?
-Unos 20 más o menos, todos adultos menos 5
crías. Uno parecía herido, cojeaba mucho.
-¿Cuándo llegarán al punto clave?
-Cuando comience la tarde.
-Está bien. Que otros dos exploradores vayan
a realizar un seguimiento de la manada y nos mantengan informados, el resto que
empiece a preparar sus azagayas, lanzas, lanzavenablos y lo que crean
conveniente. Tú y tú preparad el material para preparar fuego.
Rápidamente todo el campamento se
puso en acción, había mucho que hacer y quedaba poco tiempo, la manada se había
adelantado y avanzaba más rápido de lo previsto. Tenían que hacer el mayor
número posible de presas si querían pasar un buen invierno y no andar famélicos
por los alrededores buscando cualquier planta o animal pequeño que estuviera
hibernando. En la tribu se recordaba con especial miedo el invierno de hacía
tres años, habían muerto 6 niños y varios ancianos debido al hambre, tener
pocos víveres era la principal preocupación que podía tener cualquier persona.
El tiempo se echaba encima y los
nervios y la ansiedad recorrían a todo el mundo, la actividad se mirara donde
se mirara era frenética. Unos estaban tallando puntas de pedernal para sus
armas, otros preferían huesos de animales, unos pocos recogían cualquier
material combustible, pedernal y pirita o cualquier mineral metálico. Todos
colaboraban, en la cabeza de la gente no cabía la posibilidad de hacer el vago
ante una oportunidad así, daba igual la condición que se tuviera, cada uno
trabajaba y ayudaba en lo que fuera necesario, el propio jefe tribal estaba
seleccionando lanzas buenas y supervisando todo el proceso.
Cerca del mediodía llegó un
explorador y avisó que se tenían que marchar ya, en poco tiempo la manada
estaría en el punto ideal. Todos los cazadores se pusieron en pie y marcharon
hacia el sitio convenido.
Una vez en el lugar, se ocultaron
lo mejor que pudieron entre las altas hierbas y en una posición en la que el
viento no les delatara. Durante la época de migración los enormes animales
pasaban siempre por allí, era un lugar perfecto para tenderles una emboscada.
La forma del terreno les mantenía ocultos y muy cerca, en dirección norte había
un barranco. Los cazadores se colocaron en forma de media luna de muchos metros
de larga, el objetivo era asustar a los enormes monstruos, principalmente con
fuego y azuzarles para que se dirigieran en dirección al mencionado barranco.
Aunque parecía fácil era una tarea muy peligrosa, solían enloquecer y
dirigirles adonde una quería no siempre se cumplía, a veces embestían contra
los cazadores, otras huían por algún hueco que se dejaba y cualquier imprevisto
podía dar al traste con toda la operación.
A lo lejos se empezó a oír un
ruido, ya estaban casi encima. De repente un sonido muy estridente se hizo
sonar por toda la zona, la tierra vibraba ligeramente y la adrenalina se
extendía por todo el cuerpo de los hombres. Unos minutos después apareció en la
lejanía un enorme animal. Estaba cubierto entero de un abundante pelo, tenía
las orejas muy pequeñas, una joroba en su lomo y unos enormes e impresionantes
colmillos curvos. Su tamaño era colosal, mediría unos 5 o 6 metros de alto y
unos 9 de largo, esa mole era sostenida por unas robustas y largas patas con
forma de tubo pero lo que llamaba más la atención era lo que tenía en el morro.
Lo que debería ser la nariz parecía un enorme brazo que se retorcía de
cualquier manera y lo utilizaba para arrancar hojas, hierba y demás alimentos.
Era un Mamut.
Al cabo de un momento más
compañeros de manada hicieron aparición, todos ellos enormes pero también había
unos mucho más pequeños que debían ser las crías. Avanzaban con tranquilidad y
no parecía que se hubieran percatado de que les estaban acechando. Conforme se
iban acercando intimidaban cada vez más, apestaban y estaban cubiertos de barro
y demás mugre, los sonidos que hacían eran espeluznantes. De repente se
detuvieron y se quedaron en tensión, habían detectado algo. Una oleada de
nervios recorrió a todos los hombres, lo que hicieran los Mamuts en ese momento
marcaría lo que ocurriera a continuación y si se alteraban demasiado pronto
haría que la cacería fuera un fracaso ya que todavía no estaban en posición.
Todo el mundo contuvo la respiración y finalmente los mamuts siguieron
avanzando.
Pasaron unos minutos
interminables hasta que llegaron al centro de la media luna y entonces el jefe
dio la orden. Todos los cazadores salieron en tromba rodeando a los enormes
paquidermos y amenazándolos con las lanzas. Mientras tanto unos pocos cazadores
hacían rapidísimamente un pequeño fuego que permitiera encender unas antorchas.
En los primeros momentos del ataque se abrió un hueco no bien cubierto que
permitió a la mitad de los mamuts huir con viento fresco antes de que todo se
complicara más pero unos 9 de ellos estaban rodeados de hombres sedientos de
sangre que les amenazaban con afiladas lanzas y ahora también con fuego.
El jefe dio orden de atacar con
las azagayas a las crías que eran más fáciles de matar y disparar también a los
ojos del herido y los otros grandes. Poco a poco los animales iban
retrocediendo hacia el barranco por el miedo a las armas humanas y se acercaban
irremediablemente hacia su perdición. Estaban ya a solo unos pocos metros,
finalmente un mamut tropezó con el borde del precipicio y cayó. El ruido y los
chillidos del animal eran terribles y asustaron aun más al resto, lo que hizo
que uno de los más grandes viendo la cercanía de su muerte le echó valor y
embistió contra una barrera de humanos. Fue herido en el vientre y en una pata
pero se llevó consigo a dos cazadores que fueron aplastados bajo sus patas
dejándolos agonizantes y en camino hacia una muerte segura. Este mamut abrió
una brecha que permitió escapar con él a dos crías y dos adultos hasta que fue
cerrada con no poca dificultad impidiendo al resto que escapara lanceándolos y
lanzándoles antorchas. Ya solo quedaban tres animales de los cuales había una
cría que fue acribillada con las azagayas y murió sin más dificultad. Los otros
poco a poco iban retrocediendo más y más y finalmente después de azuzarlos con
mucha insistencia se precipitaron al vació de la muerte.
La cacería había sido parcialmente
exitosa, habían cazado 3 adultos y una cría que les darían pieles, comida,
grasa, marfil y demás materiales que les permitiría sobrevivir durante mucho
tiempo pero por el contrario dos compañeros había muerte para conseguir este
éxito. La vida era dura y estaba en su ciclo que ocurrieran estas cosas.
Buena entrada! Me encanta esa época histórica y es una pena que se hable tan poco de ella...
ResponderEliminaryo lei los libros de Jean M. Auel, donde se narra gran parte de las costumbres de esta epoca. La verdad es que aprendí muchisimo y ademas fue muy entretenido, se los recomiendo.
ResponderEliminarB.G.